El poder del inconsciente es supremo.
Por eso dijeron que Sigmund Freud le dio la tercer gran cachetada imperdonable al Hombre, al decirle con claridad: no sos dueño de tus actos.
Nuestro inconsciente nos desnuda frente a nuestros más legítimos y verdaderos deseos, con nuestros olvidos, nuestros actos fallidos, nuestros chistes, nuestros sueños y nuestros síntomas. O con nuestras enfermedades. Buen ejercicio el del Psicoanálisis.
Un final de análisis te deja dos enseñanzas, durísimas y difíciles para la vida de todos los días: nos vamos a morir y no podemos mentirnos a nosotros mismos.
Hagan de su vida lo que quieran y puedan, pero por favor, no se mientan a si mismos.