Pobreza

Hace un rato llegué de mi día preferido de mi escuela de cocina, que es el día de taller. Cuerpo cansado, de 21 a 23 trabajando como en un restaurant… hoy me levanté a las 6:45 y no paré hasta ahora. Charlé un rato con mis hijas. En especial con Candy. Hablamos de como nacemos y como morimos, desnudos, sin nada. Y de como con dinero podés comer en el lugar que quieras, pero no podés comer dinero, en como con dinero podés comprar la ropa que quieras, pero no podés vestir dinero, de que incluso podés pagar compañía, pero no podés abrazar dinero, besar dinero, acariciar dinero. Se me ocurrió decirle que si un día estás en una isla, sin nadie, sin abrigo, sin comida, con mucha sed, sin teléfono (dios mío! sin internet!) y tenés un container lleno de dinero, no te sirve de nada. Ya sabemos que hay muchos paliativos que podemos comprar con dinero, pero que la soledad no se calma con dinero.

No creo que le pueda dejar dinero a mis hijos como herencia, tal vez lo único de valor que puedo dejarles es que, para mí no hay nada que importe más que el amor, y que cuando no lo tenés, sos absoluta, rotunda y tristemente pobre. Aunque tengas mucho dinero guardado.

Y como le dijo Dumbledore a Harry Potter: no sientas pena de los muertos, sentí pena de los vivos que viven sin amor. Esos si que son dignos de lástima.

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