Recién hoy tuve fuerza para poner a Cerati en random mientras cocino. Por primera vez en años estuve dos días seguidos sin escuchar, en algún momento del día, alguna de sus canciones. Mi vida es una vida llena de música. Hablábamos con mi hijo recién, cuesta internalizar todavía la idea, aunque sabíamos que en algún momento íba a llegar la noticia que nadie quería escuchar. Mis hijos, de bebés, se han dormido escuchando a Cerati, a Charly, a Spinetta, a Pappo, y a tantos otros…
La música es parte de la vida de muchas personas, escuchar música activa centros cerebrales que tienen que ver con el placer, pensar en las combinaciones infinitas de sonidos es casi mágico. Y hay voces que nos calman, hay voces que nos alteran, hay voces que son indiferentes, y hay voces que son eternas. Las voces, la música, el sonido… pasan sólo dentro nuestro. Para mi, la música de Gustavo Cerati, su voz, es eterna. Murió un cuerpo, como vamos a morir todos, y cada vez que muere alguien nos tocan la puerta para hacernos recordar que es el destino que todos compartimos y que nos hermana en un mismo final.
Recién hoy tuve fuerza para poner su música fuerte en el centro de la casa y que todos la compartamos en simultáneo. Disfruto el natural acuerdo musical que vivimos en casa, ese núcleo sólido de música que todos podemos escuchar en el momento que sea. Disfruto el conocer música nueva, traída de la mano de mis hijos. Recién hoy pude volver a escuchar a Cerati, pero, tuve una misma canción sonando de fondo dentro mío estos días todo el tiempo. Extraña magia de la música que puede suceder en nuestro cerebro aun sin que haya ningún emisor externo.
Extraña magia también que una de mis hijas me mandara el mensaje que anunciaba su partida mientras caminaba por la calle escuchando Zona de Promesas.
En realidad, nos da tristeza no aceptar el final de un ciclo. La muerte forma parte de la vida, es parte del ciclo, que comienza y que termina, como todo.
El egoísmo, el apego, nos ata a personas y situaciones insostenibles, retenemos, nos resistimos a los finales. Pero es parte de la vida dejar partir, decir adiós es crecer.
No hay forma de despedir a un artista cuando amamos su arte…