Lleva tiempo. Cuesta. Siempre encontramos buenas razones para decir “si” cuando queremos decir “no”: miedo a perder el trabajo, miedo a que un amigo se enoje, miedo a que tu pareja te deje, miedo a que tu hijo/a no te quiera. Pensamos que evitamos una tormenta afuera pero desatamos un huracán dentro nuestro…