La persona instalada en la queja solo sabe de su queja. Se queja de su trabajo y, cuando puede cambiarlo, al tiempo todo vuelve a ser lo mismo. Se queja de su pareja pero se queda en esa relación tormentosa. O termina y cuando vuelve a comenzar otra relación, al tiempo las cosas parecen un calco de las ya vividas. La persona instalada en la queja vive en ciclos que se repiten. La buena noticia es que se puede salir de esos ciclos. Y que se puede vivir de una forma mas constructiva y piadosa con nosotros mismos.