Ahora

Un buen ejercicio para la toma de decisiones emocionales difíciles es pensar «qué haría si supiera que hoy es el último día de mi vida?». Es un pensamiento extremo válido ante la toma de una decisión emocional que nos cuesta: me quedaría sin decir cuánto amo? Me quedaría sin decir cuánto duele? Dejaría pasar mi última noche sin amor o sin amistad? Me quedaría sin levantar el teléfono para hablar con mis padres, hijos, amigos que las circunstancias pusieron lejos?Para cuestiones importantes la respuesta saldrá sola: hoy es el momento adecuado. Cuando tomamos consciencia de lo poco seguro que es dar por sentado un mañana aprendemos a vivir el hoy con mayor responsabilidad afectiva. La vida puede cambiar en un segundo.

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