Aprender a pensar mejor

stop waiting start creatingLa mayoría de las personas que llegan a la consulta vienen a hablarnos de sus problemas. En estas líneas no me voy a referir a los aspectos psicoanalíticos subyacentes; en su lugar voy a presentar otra idea de trabajo, que trato de poner en práctica en forma paralela al abordaje psicológico.

Hace bastante tiempo que relativizo el valor asignado a algunas palabras. La palabra “problema”, por ejemplo, tiene una connotación generalmente negativa para la mayoría de las personas. Pocas veces se observa el problema como un desafío.

Cuando una persona llega con uno o varios problemas en su vida en un primer momento no sabemos siquiera si quiere resolverlos. A veces los problemas son el engranaje y la esencia de la vida misma, destinados a hacer crecer el árbol que no nos deja ver el bosque. Pero otras veces hay una decisión ya tomada de resolver la situación problemática y hacer algo.

En esos casos es cuando entiendo que, además del análisis psicológico y psicoanalítico o el que corresponda al marco teórico del psicólogo tratante, tenemos que plantearnos la necesidad de realizar un aporte educativo (aún sabiendo que esta idea no va a ser compartida por posturas ortodoxas). Y ese aporte tiene que ver con la posibilidad de ayudar a pensar mejor a esa persona que viene a la consulta.

Desde que entramos a la escuela aprendemos a pensar por repetición. El sistema educativo aquí y ahora, en nuestro país y en la mayor parte del mundo, al menos de habla hispana, se sigue basando en llenar de información a los alumnos, información que hoy día tienen al alcance de sus dedos en sus teléfonos. No hay una adaptación a esta nueva sociedad de la información: se sigue dando información en lugar de enseñar a pensar y a desarrollar el pensamiento crítico y creativo. Y esta forma de aprendizaje, sumado a la manera en que funcionan los medios de comunicación masivos, nos va a generar una forma de pensar y una forma de tomar decisiones determinada. En lo personal creo que esto no es algo al azar, pero ese análisis no es parte de lo que quiero decir hoy.

Cuando un paciente o consultante nos plantea un problema personal, pocas veces se ha detenido a pensar cómo llegó a tomar las decisiones que lo colocaron en su situación actual. Ahí es cuando, en forma paralela al trabajo terapéutico, resulta imprescindible trabajar sobre el proceso de pensamiento.

Las personas vienen a consulta con las consecuencias de decisiones tomadas previamente que desencadenaron un aquí y ahora que evalúan como negativo. En la mayoría de los casos se trata de una serie de repeticiones de decisiones, el “siempre me pasa lo mismo”, “siempre me engancho con el mismo tipo de persona”, etc.

Cuando surge la pregunta “¿por qué estoy así hoy?” – y digo cuando surge porque a veces no surge – podemos enfocarnos en los aspectos psi pero también podemos desgranar el mecanismo de toma de decisión. En los casos que se puede analizar este mecanismo, se aporta información valiosísima para el tratamiento y también la posibilidad de que nuestro paciente o la persona que nos consulta pueda conocer más sobre su estructura de pensamiento.

Pensar es una actividad continua en nuestra vida. La cuestión es que no siempre pensamos en una forma crítica, creativa y que nos lleve a una toma de decisiones basada en un análisis genuino de una situación. Como mencioné unas líneas más arriba, venimos con un seteo educativo determinado y vivimos bombardeados de información que nos genera una sensación de que todo debe ser rápido e inmediato, y que nos transmite un mensaje constante: perder tiempo es perder dinero, las decisiones deben ser rápidas y lo que manda es el deseo de consumo.

Muchas veces se actúa sin pensar. En una gran mayoría de casos, en cambio, encontramos un pensamiento apresurado, varios o muchos prejuicios y pensamientos irracionales, ausencia de precisión, desorganización, confusión de ideas, rigidez y mucha dispersión. 

No se trata solo de pensar. Se trata de hacerlo de una manera que nos lleve a tomar mejores decisiones.

Para la solución de problemas, lo veamos como algo negativo o como un reto, debemos enfocarnos en la toma de decisiones. Para ello es necesario: 

  • saber con qué información contamos, 
  • realizar un análisis profundo de dicha información, 
  • evaluar qué tiempo le estamos dedicando al proceso (que tiene que ver con el manejo de la ansiedad o con las obsesiones), 
  • investigar qué motivaciones -evidentes o no- tenemos,
  • plantearnos cuáles son nuestras opciones, 
  • imaginar qué consecuencias positivas y negativas podrían generarse (la publicidad nos entrena a ver sólo las consecuencias positivas del consumo, por ejemplo),
  • aprender a distinguir las partes como algo distinto del todo que conforman esas partes,
  • realizar un análisis de la comunicación que estamos utilizando: si lo que decimos se entiende, si entendemos lo que nos dicen.

Si llegaste leyendo hasta acá, te propongo que revises alguna de tus últimas decisiones que te hayan generado alguna consecuencia desagradable y pienses si al actuar habías realizado un análisis previo del tipo que se describe en la lista.

Es evidente que algunas circunstancias requieren una toma de decisiones rápida, como el caso de las emergencias. Pero en todo lo que no sea una emergencia, resulta necesario hacerse un espacio para la reflexión y el análisis, para darnos tiempo y dejar un rato de lado las presiones externas y aprender a detectar las presiones internas, antes de seguir viviendo la vida en forma descontrolada.

Cuando aprendemos a conectar la información que poseemos, aplicando un pensamiento critico y distintas formas de análisis, la creatividad puede surgir para hacernos ver otras opciones, otras soluciones posibles, otras posibilidades.

En la escuela aprendimos utilizando sólo la memoria. Por eso desarrollamos un conocimiento superficial. Aprender a pensar mejor es utilizar otros recursos que nos permitan tomar el control de nuestros actos para saber qué podemos hacer con la vida que tenemos aquí y ahora.

Si te interesa profundizar más sobre estas ideas, te recomiendo que leas la obra de Robert Swartz, en especial “Infusing critican and creative thinking into elementary instruction: a lesson design handbook” (Swartz, R & Parks, S, 1992)stop waiting start creating

2 pensamientos en “Aprender a pensar mejor

    • Hola Graciela! En las primeras líneas del artículo aclaro que no me voy a referir del abordaje psicológico o psicoanalítico, sino que tonaré otro rumbo. El “qué hacemos con…?” es la pregunta que permite asomarse al sujeto dentro de un análisis. Este artículo tiene otro objetivo. Saludos!

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