Pocos momentos hay en la vida tan serenos y livianos como el posterior a un duelo, ese instante donde nos damos cuenta que quedamos del lado de la vida, que la vida ríe sol por todas partes y que tenemos nuevamente una hoja en blanco para hacer lo que queramos…
Yo elijo ponerle colores y música, formas y sabores, aromas, texturas y caricias…
Hay quienes eligen morirse todos los días, de a poquito, en una lenta agonía de mediocridad.
Hay que desatar los fantasmas y dejarlos partir.
Yo elijo estar del lado de la vida… y que la vida siga sorprendiéndome.
Entre todas las canciones del mundo, esta es una de las que más me gusta. Hoy me la regalo.