En la búsqueda…

… de la paz interior, cada uno tiene que hacer su propio camino, su propio recorrido. A algunos les gusta el camino de montaña, las cuestas, las dificultades, porque no se permiten llegar al momento de sentir que se merecen paz y felicidad.
Otros prefieren la llanura, la playa tranquila, la brisa suave.
No podemos ayudar a nadie a encontrar ni el camino ni la paz interior sin empezar a reconocer qué camino elegimos nosotros mismos y sin haber empezado a encontrar nuestra paz y nuestra verdad.
Los «maestros» son sólo guías. Pero hasta que no ponemos realmente voluntad para ir a fondo, tampoco pueden ayudar de mucho. Porque muchas veces estamos dispuestos a no escucharlos.
La peor lucha es cuando no queremos escuchar a nuestro propio corazón.
Cada uno de nosotros tiene que trabajar en su propio camino, verlo, reconocerlo, y en su propia búsqueda. Con la verdad propia asumida, recién podemos tender una mano.