Sólo que a veces nos gusta creer que no lo somos, que no podemos, que las circunstancias nos condicionan, que los problemas económicos, que los hijos, que la pareja, que el trabajo, que los bla, bla, bla, bla, bla.
Cuando tomamos consciencia de nuestra libertad, nada es igual…
Fundamentalmente porque ya no podemos mentirnos más. Porque sabemos que siendo libres, siempre podemos. Porque tenemos que admitir, que en realidad, no queremos. Porque tenemos que reconocer que nadie puede aprisionarnos, ni presionarnos, ni condicionarnos. Sólo nosotros.